Etiquetas

martes, 5 de julio de 2011

¿Qué está pasando aquí?

Escondidas tras la cortina de mi casa, todo estaba oscuro. Alguien había entrada en nuestro domicilio, y nuestros padres nos habían dicho que no saliéramos de nuestro escondite.


Habían pasado ya quince minutos desde que ellos se habían ido a buscar a ese alguien que estaba merodeando por nuestra vivienda.


—Tengo miedo Melinda.


—No te preocupes hermana —contesté dándole un beso en la mejilla —y agregué —Quédate aquí hasta que yo te diga, María.


—No me dejes sola, no te vayas.


Estaba sollozando mi hermana pequeña cuando oímos unos gritos. La abracé con todas mis fuerzas, a la vez que reprimía mis ganas de llorar.


—No están, señor —dijo un hombre con voz grave que bajaba las escaleras.


—Maldita sea, ¿Dónde las has metido, Luís? —preguntó un señor alto que no alcanzaba a ver con claridad.


—Ni sueñes que te lo voy a decir —respondió mi padre escupiéndole a los pies.


—No querrás ver a tu querida Ángela morir delante de ti ¿no?              —consultó ese hombre cogiendo del cuello a mi madre.


Miré hacía mi lado, mi hermana estaba temblando y estaba a punto de gritar así que no tuve otra opción que taparle la boca mientras le susurraba:—A la de tres salimos corriendo hacia la calle. Todo lo rápido que puedas María.


Ella se limitó a asentir y eché un último vistazo a esa escena. Me armé de valor y comencé a contar en voz baja:—Uno…


—Dos… —mencioné conteniendo las lágrimas.


—¡Tres! —grité tirando de mi hermana, a la vez que comenzaba a correr.


Salimos velozmente de nuestro escondite, iba tirando de María habíamos conseguido salir de la casa pero ya nos seguían. No quería mirar atrás, no porque sabía que me pararía.


Estaba lloviendo lo que facilitaba que aunque estuviera llorando mi hermana no se daría cuenta. Sólo miré por un instante y al volver a echar un vistazo para delante me los encontré. Paramos de seco.


—Cogedla, son unas crías aún.


Me encontraba totalmente paralizada, no sabía qué hacer. ¿Cómo lo habían hecho? Si ellos iban detrás de nosotras, ¿habrán cogido algún atajo?

—¡MELINDA! Suéltame no me toques con tus sucias manos —gritaba mi pariente, a la vez que intentaba soltarse del hombre que la había cogido.

—Bonito nombre tienes tú. Es una pena que tu vida termine aquí —comentó un tipo alto que intento acariciar mi rostro pero de inmediato me eché para detrás.

7 comentarios:

  1. arrea k pasada de capitulo es el primero de esta historia no? avisame del siguiente k me ha encantado =) bss

    ResponderEliminar
  2. que chulo! me ha gustado mucho aunque como es cortito has dejado muchas preguntas. Quién persigue a las hermanas y por qué? Qué habrá pasado con los padres? XD En fin, que espero el siguiente para poder resolver todas mis dudas. Besos

    ResponderEliminar
  3. Anda has empezado fuerte eeh pekenina!! mola mola... a ver si subes el siguiente proto eeh q esto pinta bien :)
    besitos pekenina (LLLLLLL)

    ResponderEliminar
  4. Ai-va.la.leche Dime que continuarás por favor... me gusta mucho, es no sé, diferente. Digo lo mismo que Carlos, quedan interrogantes sueltos aunque bueno, a ver si nos cuentas más:D

    ResponderEliminar
  5. Hola Cristina, te digo lo mismo que por tuenti. Tu historia me ha encantado y espero que sigas subiendo capítulos con frecuencia. Un saludo.
    http://www.elrinconsolitario-08.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  6. Hola Cristina, Muy bien, has empezado fuerte y el blog acaba de borrarme el primer comentario que te he hecho(seguro que era mejor que esté). Sigue así y te decía que deberías fijarte en los signos de puntuación (guiones, comas, puntos etc) en el diálogo de una novela cualquiera. Para que lo hagas sin errores.
    Un beso.^^

    ResponderEliminar
  7. Hola^^ mi nombre es May y soy escritora. Me gusta tu blog, es muy original. Pásate por el mío http://amormasalladelaunicidad.blogspot.com/ y me dices que te parece. Espero tu crítica^^

    ResponderEliminar